🐾Mi historia
Desde siempre, los animales han sido una parte fundamental de mi vida. He convivido con ellos desde pequeña, observando su comportamiento, su lenguaje y su manera de estar en el mundo. Esa curiosidad se convirtió con los años en una pasión profunda por comprenderlos y cuidar de ellos.
Mi compromiso con su bienestar es también parte de mi forma de vivir: soy vegana, porque creo en el respeto hacia todos los seres vivos, no solo en mi trabajo, sino también en mi día a día.
En un principio, mi camino profesional estaba orientado a otro sector: me formé como técnica en gestión de alojamientos turísticos y trabajé en ese ámbito. Sin embargo, un giro inesperado —y totalmente vocacional— me llevó a descubrir mi verdadera dirección.
Todo comenzó cuando empecé como voluntaria en la protectora de animales de mi pueblo. La implicación con la que me entregaba al cuidado de los animales no pasó desapercibida, y al poco tiempo me ofrecieron un puesto de trabajo. A partir de ahí, mi vida profesional dio un vuelco. Vi de cerca el sufrimiento y las necesidades reales de muchos animales, y sentí la responsabilidad y el deseo profundo de poder hacer más por ellos.
Decidí entonces formarme en lo que realmente me apasionaba:
Auxiliar técnica veterinaria (ATV)
Educadora canina respetuosa, con especialización en problemas emocionales
Técnica en gestión de núcleos zoológicos
Desde entonces, he trabajado en tres centros de acogida diferentes, tanto con perros como con gatos. Esas experiencias me han enseñado a mirar con más empatía, a trabajar desde el respeto y a acompañar no solo a los animales, sino también a las personas que cuidan de ellos.